sábado, 8 de mayo de 2010

Aprendí

Al primer año de nacido aprendí lo importante que es un juguete. sobre todo si sabe rico.
A los 2 años, aprendí que caerse duele.
A los 3 años, aprendí que duele más una palabra que un golpe.
A los 4 años aprendí lo interesante que puede ser un rompecabezas.
A los 5 años, aprendí que a los pececitos dorados no les gustaba la gelatina...
A los 6 años, aprendí que bañar a las tortugas con agua caliente las mata aunque huelan feo.
A los 7 años, aprendí lo confortante que se siente un abraso de papá o mamá cuando me daba miedo o simplemente cuando sentía que necesitaba sentirme amado.
A los 8 años, aprendí que no todo se puede arreglar con un berrinche.
A los 9 años, aprendí que mi profesora sólo me preguntaba cuando yo no sabía la respuesta.
A los 10 años, aprendí que era posible estar enamorado de cuatro chicas al mismo tiempo.
A los 12 años, aprendí que, si tenía problemas en la escuela, los tenía más grandes en casa
A los 13 años, aprendí que, cuando mi cuarto quedaba del modo que yo quería; mi madre me mandaba a ordenarlo
A los 15 años, aprendí que no debía descargar mis frustraciones en mi hermano, porque mi padre tenía frustraciones mayores... y la mano más pesada.
A los 16 años, aprendí que mi hermana no era mi mayor enemiga. y que podía ser mi mejor confidente.
A los 17 años, aprendí que emborracharte no siempre es el mejor sentimiento, (menos al otro día) y que no es la mejor forma de solucionar los problemas.
A los 18 años, aprendí que no valía la pena discutir con mi madre.
A los 19 años aprendí lo que duele dejar a alguien que amas.
A los 20 años, aprendí que los grandes problemas siempre empiezan pequeños.
A los 21 años, aprendí que un libro puede llegar a ser una buena compañía.
A los 22 años, aprendí que si encuentras a la mujer adecuada te puede enseñar a amar.
A los 23 años, aprendí lo que es extrañar a alguien y lo grato que es volverlo a encontrar.
A los 24 años, aprendí que con el tiempo las cosas se miran de una forma diferente.
A los 25 años, aprendí que aunque me quería comer el mundo aun me faltaba mucha experiencia.
A los 26 años, aprendí que no importa lo lejos que viajes cuando quieras huir de algo, tus problemas siempre te acompañaran a lo largo de toda la travesía.
A los 27 años, aprendí que él titulo obtenido no era la meta soñada.
A los 28 años, aprendí que se puede hacer, en un instante, algo que te va a hacer doler la cabeza la vida entera.
A los 30 años, aprendí que se necesita mucho amor, paciencia y inteligencia para vivir con alguien.
A los 31 años, aprendí lo que es ser padre y me empecé a dar cuenta de lo que eso significa.
A los 32 años, me di cuenta lo que me falto platicar y convivir con mi padre. y lo mucho que me falto aprender de el.
A los 33 años, aprendí que a las mujeres les gusta recibir flores, especialmente sin ningún motivo.
A los 34 años, aprendí que no se cometen muchos errores con la boca cerrada.
A los 35 años, aprendí que puedes deprimirte como cuando tenias 17 años y eso no esta mal. solo significa que estas empezando a pensar en ti mismo.
A los 36 años, entendí que mi madre no va cambiar y sigue siendo inútil discutir con ella.
A los 37 años, comprendí lo lejos que estaba de saber quien era.
A los 38 años, aprendí que a veces la vida se repite y duele igual que la primera vez.
A los 39 años, aprendí que ser buen amigo no se trata solo de recibir.
A los 40 años, aprendí que, si estás llevando una vida sin fracasos, no estás corriendo los suficientes riesgos.

Luego, al pasar de los años aprendí.
Que puedes hacer a alguien disfrutar el día con solo con un pequeño detalle que casi siempre no cuesta nada.
Que niños y abuelos son aliados naturales.
Que ver una buena película puede darme una tarde agradable.
Que aprender a aceptarme como soy me puede ayudar a no sentirme tan solo.
Que es absolutamente imposible tomar vacaciones sin engordar cinco kilos.
Que no puedo cambiar lo que pasó pero puedo dejarlo atrás.
Que las cosas que te pasan y que te duelen siempre te dejan una enseñanza. y esta en ti aprender de ella.
Que nunca es tarde para decir lo siento y perdón.
Que puede doler pero sé que después me voy a sentir mejor.
Que nunca es tarde para decir la verdad (por mas dura que esta sea) y que tampoco es tarde para enfrentar a quien le hice daño si aquélla persona te quiere te sabrá entender y perdonar.
Que pedir ayuda puede dar mucha vergüenza y miedo, pero que a veces es necesario y hay que sacar fuerzas y valor para hacerlo.
Que la mayoría de las cosas por las cuales me he preocupado nunca suceden.
Que esperar a los hijos despierto cuando salen de noche no va a hacer que lleguen mas temprano.
Que si esperas a jubilarte para disfrutar de la vida, esperaste demasiado tiempo.
Que nunca se debe ir a la cama sin resolver una pelea.
Que me hubiera gustado tener la experiencia que tengo ahora cuando era mas joven, seguramente no habría dejado pasar muchas oportunidades.
Y que ahora entiendo que eso es imposible y que solo me queda aplicar mis experiencias y no perder la oportunidad de encontrar a un amigo.
Que si las cosas van mal, yo no tengo por qué ir con ellas.
Aprendí que envejecer es importante.
Aprendí que amé menos de lo que hubiera debido.
Y hoy... me doy cuenta que todavía;
Que tengo mucho para aprender. y que no importa la edad que tengas, aun estás a tiempo de cambiar las cosas y ser feliz

Los triunfadores

A veces los triunfadores no son aquellos a los que todo el mundo aplaude y reconoce.

No son los que construyeron grandes obras, dejaron constancia de su liderazgo o viajaron, en primera clase.

A veces los triunfadores no son los administradores geniales, ni los visionarios del futuro o los grandes emprendedores.

Por ello, tal vez no los reconoceríamos en medio de tanto pensador, filósofo o tecnólogo, que supuestamente conducen a este mundo por la senda del progreso.

A veces el triunfador no es el negociador internacional, o el hacedor de empresas de clase mundial o el deslumbrante estadista que asiste a reuniones cumbre.

No es el que se afana por exportar mucho, sino el que todavía se importa a sí mismo.

Porque el triunfador puede ser también el que calladamente lucha por la justicia, aunque no sea un gran orador o un brillante diplomático.

El triunfador puede ser igualmente el que venció la ambición desmedida y no fue seducido por la vanidad o el poder.

Es triunfador el que no obstante que no viajó mucho al extranjero, con frecuencia hizo travesías hacia el interior de sí mismo para dimensionar las posibilidades de su corazón.

Es el que quizás nunca alzó soberbio su mano en el podium de los vencedores, pero triunfó calladamente en su familia y con sus amigos y los cercanos a su alma.

Es, quizá, el que nunca apareció  en las páginas de los periódicos, pero sí en el diario de Dios; el que no recibió reconocimientos, pero siempre obtuvo el de los suyos; el que nunca escribió libros, pero sí cartas de amor a sus hijos y el que pensó en redimir a su pais a través de la asfixiante aventura de su trabajo común y rutinario y aquel que prefirió la sombra, porque, finalmente, es tan importante como la luz.

A veces el triunfador no es el que tiene una esplendorosa oficina, ni una secretaria ejecutiva, ni posee tres maestrías; no hace planeación estratégica ni elabora reportes o evalúa proyectos, pero su vida tiene un sentido, hace planes con su familia, tiene tiempo para sus hijos y encuentra fascinante disfrutar de la hermosa danza de la vida.

A veces el triunfador no es el pasa a la historia, sino el que hace posible la historia; el que encuentra gratificante convencer y no sólo vencer y el que de una manera apacible y decidida lucha por hacer de este mundo un mejor lugar para vivir.

El que sabe que aunque sólo vivirá una vez, si lo hace con maestría, con una vez le bastará.

A veces el triunfador no tiene que ser el que construyó grandes andamiajes y estructuras administrativas, pero supo cómo construir un hogar; no es el que tiene un celular, pero platica con sus hijos, no tiene e-mail, pero conoce y saluda a sus vecinos, no ha ido al espacio exterior, pero es capaz de ir hacia su espacio interior y sin haber realizado grandes obras arquitectónicas, supo construirse a sí mismo y fue, como dice el poeta, el cómplice de su propio destino.

A veces el triunfador suele ser Teresa de Calcuta, o Francisco de Asís o Nelson Mandela, o tal vez la enfermera callada, el obrero sencillo y el campesino olvidado, porque como personas triunfaron sobre la apatía o el desencanto y con su esfuerzo cotidiano establecieron la diferencia.

A veces el triunfador puede ser el carpintero pobre de un lugar ignorado, o una mujer sencilla de pueblo o un niño humilde que nació en un pesebre, porque no había para él lugar en la posada...

Por Rubén Núñez de Cáceres
De su libro: Para aprender la Vida

jueves, 6 de mayo de 2010

LA SABIA VOZ DEL VACÍO

El lama impartía enseñanzas a los monjes y novicios del monasterio.

Siguiendo la doctrina del Buda, ponía especial énfasis en captar la transitoriedad de todos los fenómenos, así como de aquietarse, retirarse de los pensamientos y, en meditación profunda, percibir en el glorioso vacío interior la voz de la mente iluminada. Mostraba métodos muy antiguos a sus discípulos para que pudieran apartarse del  pensamiento y vaciar la mente de inútiles contenidos.

-Vaciaos, vaciaos - exhortaba incansablemente a los discípulos. Así un día y otro día, con la misma insistencia que las aguas fluyen en el seno del río o el ocaso sigue al amanecer.

-Vaciaos, vaciaos.

Tanto insistiera en ello, que algunos discípulos acudieron a visitar al maestro y le dijeron respetuosamente: - Venerable maestro, en absoluto ponemos en duda la validez de tus enseñanzas, pero...

- ¿Pero?- preguntó el lama con una sonrisa en los labios.

-¿Por qué pones tanto énfasis en que nos vaciemos? ¿Acaso, respetado maestro, no acentúas demasiado ese aspecto de la enseñanza?

- Me gusta que me cuestionéis - dijo el lama-. No quiero que aceptéis nada que no sea sometido al escrutinio de vuestra inteligencia  primordial.

-Ahora debo llevar a cabo sin demora mi práctica meditacional, pero solicito que todos vosotros os reunáis al anochecer conmigo en el santuario.

-Eso sí, queridos míos, quiero que cada uno de vosotros traiga consigo un vaso lleno de agua.

Los discípulos disimularon como pudieron su asombro e incluso alguno de ellos se vio obligado a sofocar la risa.

¿Será posible? O sea, que su maestro les pedía algo tan ridículo como que todos ellos fueran al santuario portando un vaso lleno de agua. ¿Se trataría de algún rito especial?

¿Sería una ofrenda que iban a hacer a alguna de las deidades? Fue transcurriendo el día con lenta seguridad.

Los discípulos no dejaban de conjeturar sobre la extraña solicitud del maestro.

Unos aventuraban si no se trataría de una ceremonia especial en honor de la misericordiosa Tara; otros pensaban que tal vez era que el lama les iba a hacer leer durante toda la noche las escrituras y que el agua era para evitar la excesiva sequedad de boca; otros confesaban no tener la menor idea del por qué de la insólita petición del lama.

El sol, anaranjado-oro, se comenzaba a ocultar tras los inmensos picos que se divisaban a lo lejos. Los discípulos tomaron cada uno de ellos un vaso y lo llenaron de agua. Luego, ansiosos por desvelar el misterio, fueron hasta el santuario y se presentaron ante el maestro.

-Bueno chicos - dijo el maestro riendo con su excelente humor-. Ahora vais a hacer algo muy simple. Golpead los vasos con cualquier objeto.

-Quiero escuchar el sonido, la música capaz de brotar de vuestros vasos.

Los discípulos golpearon los vasos. De los mismos no brotó más que un feo sonido sordo, desde luego nada musical.

Entonces el maestro ordenó: - Ahora, queridos míos, vaciad los vasos y repetid la operación.

Así lo hicieron los monjes. Vaciados los vasos, golpearon en ellos y surgió un sonido vivo, intenso, musical.

Los discípulos miraron al lama interrogantes. El lama esbozó una sonrisita amorosamente pícara y se limitó a decir: - Vaso lleno no suena; mente atiborrada no luce. Os deseo felices sueños.

Los discípulos, un poco avergonzados, comprendieron al momento.

Nunca habrían de olvidar aquello de "vaso lleno no suena".

"Cuando eliminamos los densos nubarrones de ignorancia de la mente, en el vacío original de la misma surge el revelador sonido de la iluminación."

Leyenda Hindú

Reflexión sobre la vida

Nos conformamos en vez de arriesgarnos, sin pensar que cada día que pasa, no volverá.

Nada está escrito, nada es imposible, ni siquiera posible... todo depende de nuestra voluntad, de esas fuerzas que nos salen de adentro, decir de adentro es decir que puedo afrontar cada desafío.

Tenemos el poder cuando estamos convencidos, cuando estamos decididos, cuando de verdad queremos algo.

No hay obstáculo capaz de imponerse, si queremos podemos llegar más lejos, si queremos podemos llegar más alto, si queremos podemos hacer lo que sea... "sólo hay que proponérselo"...

La vida es algo hermoso, siempre y cuando la hagas a tu manera, sin dejar que nada ni nadie opine por ti, que se meta en tus asuntos queriendo arreglarlos.

Nunca dejes que nadie te arruine la vida.

La vida es una sola, vívela paso a paso y no dejes de hacer nada, probablemente te arrepientas y cuando te des cuenta será demasiado tarde.

Tampoco dejes de vivir los sueños y las ilusiones, sin ellos , la vida no tiene sentido.

Trata de ir siempre de frente, sin vueltas...

No confíes en toda la gente que te rodea, a veces piensas que es la mejor persona del mundo, y en realidad es un verdadero enemigo.

Anda siempre con la verdad, por más dolorosa que sea, de todas formas vale mucho más que una mentira.

Si algún día te sientes solo, y tienes ganas de llorar, hazlo, muchas veces ayuda a que te desahogues.

Ante cualquier problema; no huyas por miedo a enfrentarlo, y nunca olvides esto:

LUCHA COMO SI FUERAS A VIVIR SIEMPRE
Y VIVE COMO SI FUERAS A MORIR MAÑANA!

miércoles, 5 de mayo de 2010

martes, 4 de mayo de 2010

Vivir Despeinado


Mi buena amiga Melba me envio esta maravillosa reflexión que quiero compartir.
Estos son los sabios consejos de Mafalda:

Hoy he aprendido que hay que dejar que la vida te despeine,por eso he decidido disfrutar la vida con mayor intensidad…
El mundo está loco.. Definitivamente loco…
Lo rico, engorda. Lo lindo sale caro. El sol que ilumina tu rostro arruga.
Y lo realmente bueno de esta vida, despeina sobre todo si lo haces con la persona que amas…

-Hacer el amor,despeina.
- Reírte a carcajadas,despeina
- Viajar, volar, correr, meterte en el mar, despeina.
- Quitarte la ropa,despeina.
- Besar a la persona que amas,despeina.
- Jugar, despeina.
- Cantar hasta que te quedes sin aire, despeina.
- Pasear por todos lados, despeina.
- Bailar hasta que dudes si fue buena idea ponerte tacones altos esa noche, te deja el pelo irreconocible…
Así que, como siempre, cada vez que nos veamos yo voy a estar con el cabello despeinado…
Sin embargo, no tengas duda de que estaré pasando por el momento más feliz de mi vida.
Es ley de vida: siempre va a estar más despeinada la persona que elija ir en el primer carrito de la montaña rusa, que la que elija no subirse.

Puede ser que me sienta tentado/a a ser una persona impecable, peinada y planchadita por dentro y por fuera.
El aviso clasificado de este mundo exige buena presencia: Péinate, ponte, cumple con tu deber, no desilusiones a nadie, sácate, cómprate, corre, adelgaza, come sano, camina derechito/a, ponte serio/a…
Y quizá debería seguir las instrucciones pero ¿cuando me van a dar la orden de ser feliz?
Acaso no se dan cuenta que para lucir bien, me debo de sentir bien… ¡La persona más linda que puedo ser! Lo único que realmente importa es que al mirarme al espejo, vea a la persona que quiero ser y hacer lo que quiero hacer.
Por eso mi recomendación a todas las personas:

Entrégate,
Come rico,
Besa,
Abraza,
Haz el amor,
Ama,
Vive,
Viaja,
Sé libre,
Baila,
Enamórate,
Relájate,
Salta,

Acuéstate tarde,
Levántate temprano,
Corre,
Vuela,
Canta,
Ponte linda/o,
Ponte cómoda/o,
Admira el paisaje,
Disfruta,
y sobre todo, deja que la vida te despeine!!!!
Lo peor que puede pasarte es que, sonriendo frente al espejo, te tengas que volver a peinar

lunes, 3 de mayo de 2010

Sueños de semilla

En el silencio de mi reflexión percibo todo mi mundo interno como si fuera una semilla, de alguna manera pequeña e insignificante pero también pletórica de potencialidades.

...Y veo en sus entrañas el germen de un árbol magnífico, el árbol de mi propia vida en proceso de desarrollo.
 
En su pequeñez, cada semilla contiene el espíritu del árbol que será después.
Cada semilla sabe cómo transformarse en árbol, cayendo en tierra fértil, absorbiendo los jugos que la alimentan, expandiendo las  ramas y el follaje, llenándose de flores y de frutos, para poder dar lo que tienen que dar.

Cada semilla sabe cómo llegar a ser árbol. y tantas son las semillas
como son los sueños secretos.

Dentro de nosotros, innumerables sueños esperan el tiempo de  germinar, echar raíces y darse a luz, morir como semillas... para convertirse en árboles.

Árboles magníficos y orgullosos que a su vez nos digan, en su  solidez, que oigamos nuestra voz interior, que escuchemos la sabiduría de nuestros sueños semilla.

Ellos, los sueños, indican el camino con símbolos y señales de toda clase, en cada hecho, en cada momento, entre las cosas y entre las personas, en los dolores y en los placeres, en los triunfos y en los fracasos.

Lo soñado nos enseña, dormidos o despiertos, a vernos, a escucharnos, a darnos cuenta.

Nos muestra el rumbo en presentimientos huidizos o en relámpagos de lucidez enceguecedora.

Y así crecemos, nos desarrollamos, evolucionamos...

Y un día, mientras transitamos este eterno presente que llamamos vida, las semillas de nuestros sueños se transformarán en árboles, y desplegarán sus ramas que, como alas gigantescas, cruzarán el cielo, uniendo en un solo trazo nuestro pasado y nuestro futuro.

Nada hay que temer, ...una sabiduría interior las acompaña...
porque cada semilla sabe.... cómo llegar a ser árbol...
 
Del Libro "Cuentos para pensar" de Jorge Bucay

LA SABIDURÍA DEL SILENCIO INTERNO

Habla simplemente cuando sea necesario. Piensa lo que vas a decir, antes de abrir la boca. Se breve y preciso, ya que cada vez que dejes salir una palabra, dejas salir al mismo tiempo una parte de tu chi (energía). De esta manera aprenderás a desarrollar el arte de hablar sin perder energía.
Nunca hagas promesas que no puedas cumplir. No te quejes y no utilices en tu vocabulario palabras que proyecten imágenes negativas, porque se producirá alrededor de ti todo lo que has fabricado con tus palabras cargadas de chi.
Si no tienes nada bueno, verdadero y útil que decir, es mejor quedarse callado y no decir nada. Aprende a ser como un espejo. Escucha y refleja la energía. El Universo mismo es el mejor ejemplo de un espejo que la naturaleza nos ha dado, porque el Universo acepta sin condiciones nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestras palabras, nuestras acciones, y nos envía de vuelta el reflejo de nuestra propia energía bajo la forma de las diferentes circunstancias que se representan en nuestra vida.
Si te identificas con el éxito tendrás éxito. Si te identificas con el fracaso, tendrás fracaso. Así podemos observar que las circunstancias que vivimos son simplemente manifestaciones externas del contenido de nuestra habladuría interna. Aprende a ser como el Universo, escuchando y reflejando la energía sin emociones densas y sin prejuicios, porque siendo como un espejo sin emociones, aprendemos a hablar de otra manera, con el poder mental tranquilo y en silencio, sin darle oportunidad de imponerse con sus opiniones personales y evitando que tenga reacciones emocionales excesivas, simplemente permitiendo una comunicación sincera y fluída.
No te des mucha importancia y sé humilde, pues cuanto más te muestres superior, inteligente y prepotente, más te vuelves prisionero de tu propia imagen y vives en un mundo de tensión e ilusiones.
Sé discreto, preserva tu vida íntima, de esta manera te liberas de las opiniones de los otros y llevarás una vida tranquila volviéndote invisible, misterioso, indefinible, insondable como el TAO.
No compitas con los demás, vuélvete como la tierra que nos nutre, que nos da lo que necesitamos. Ayuda a los otros a percibir sus cualidades, a percibir sus virtudes, a brillar. El espíritu competitivo hace que crezca el ego y crea conflictos inevitablemente. Ten confianza en ti mismo, preserva tu paz interna evitando entrar en la provocación y en las trampas de los otros.
No te comprometas fácilmente. Si actúas de manera precipitada sin tomar consciencia profunda de la situación, te vas a crear complicaciones. La gente no tiene confianza en aquellos que muy fácilmente dicen "si", porque saben que ese "si" no es sólido y le falta valor. Toma un momento de silencio interno para considerar todo lo que se presenta y toma tu decisión después. Así desarrollarás la confianza en ti mismo y la sabiduría.
Si realmente hay algo que no sabes o no tienes la respuesta a la pregunta que te han hecho, acéptalo. El hecho de no saber es muy incómodo para el ego, porque le gusta saber todo, siempre tener razón y siempre dar su opinión muy personal. En realidad el ago no sabe nada, simplemente hace creer que sabe.
Evita el hecho de juzgar y criticar, el TAO es imparcial y sin juicios, no critica a la gente, tiene una compasión infinita y no conoce la dualidad. Cada vez que juzgas a alguien, lo único que haces es expresar tu opinión muy personal y es una pérdida de energía, es puro ruido. Juzgar es una manera de esconder las propias debilidades. El sabio tolera todo y no dirá ni una palabra.
Recuerda que todo lo que te molesta de los otros es una proyección de todo lo que todavía no has resuelto en ti mismo. Deja que cada quién resuelva sus propios problemas y concentra tu energía en tu propia vida. Ocúpate de ti mismo, no te defiendas. Cuando tratas de defenderte, en realidad estás dándole demasiada importancia a las palabras de los otros y le das más fuerza a su agresión. Si aceptas el no defenderte estás demostrando que las palabras de los demás no te afectan, que son simplemente opiniones y que no necesitas convencer a los otros para ser feliz.
Tu silencio interno te vuelve impasible. Haz regularmente un ayuno de la palabra para reeducar el ego, que tiene la costumbre de hablar todo el tiempo. Practica el arte de no hablar. Toma un día a la semana para abstenerte de hablar, o por lo menos unas horas en el día, según lo permita tu organización personal. Es un ejercicio excelente para conocer y aprender el universo ilimitado del TAO, en lugar de tratar de explicar con palabras lo que es el TAO.
Progresivamente desarrollarás  el arte de hablar sin hablar y tu verdadera naturaleza interna reemplazará tu personalidad artificial, dejando aparecer la luz de tu corazón y el poder de la sabiduría del silencio. Gracias a esta fuerza atraerás hacia ti todo lo que necesitas para realizarte y liberarte completamente. Pero hay que tener cuidado de que el ego no se inmiscuya. El poder permanece cuando el ego se queda tranquilo y en silencio. Si tu ego se impone y abusa de este poder, el mismo poder se convertirá en un veneno y todo tu ser se envenenará rápidamente, perdiendo la paz.
Quédate en silencio, cultiva tu propio ser interno. Respeta la vida de los demás y de todo lo que existe en el mundo. No trates de forzar, manipular y controlar a los otros. Conviértete en tu propio maestro y deja a los demás ser lo que son, o lo que tienen la capacidad de ser. Dicho en otras palabras, vive siguiendo la vida sagrada del TAO.

domingo, 2 de mayo de 2010

Gracias a todas las mamas del mundo, un video muy emocionante

Respirando en silencio


Cualquier experiencia que te ponga en contacto con el nivel silencioso de la conciencia puede llamarse meditación. Tal vez hayas descubierto espontáneamente alguna rutina que te produzca una paz profunda. Si no, puedes adoptar algunas de las prácticas formales de meditación de las distintas tradiciones espirituales. La más sencilla es la que se desarrolla mediante la respiración.
Siéntate en silencio y con los ojos cerrados en una habitación iluminada con luz tenue y libre de distracciones (teléfono, llamadas a la puerta). Luego de permanecer así unos minutos, toma conciencia de tu respiración. Nota cómo el aire entra de manera suave y natural, y cómo sale de igual manera. No intentes modificar el ritmo de tu respiración ni hacerla más profunda o superficial.
Al concentrarte en tu respiración te sintonizas con la conexión mente-cuerpo, la fina coordinación de pensamiento y prana (energía sutil de la respiración). Algunas personas se concentran mejor en su respiración si repiten un sonido: una sílaba al exhalar y otra al inhalar. El sonido ah-hum se utiliza tradicionalmente para este propósito (también puedes adoptar los mantras o sonidos rituales que encontrarás en cualquier libro sobre espiritualidad oriental).
Practica esta meditación durante diez o veinte minutos dos veces al día. Notarás que tu cuerpo se relaja. Como solemos acumular enormes cantidades de cansancio y estrés, es posible quedarse dormido. No te preocupes si esto ocurre, o si al calmarse tu mente surge una sensación o pensamiento.
Confía en la tendencia natural del cuerpo a liberar el estrés.
Deepak Chopra.