martes, 6 de julio de 2010

"Para eso están los amigos" (1985) - "That's what friends are for"

El hijo del planeta

Cuando te encuentres sereno y contento
En cualquier lugar del mundo ...,
Cuando todo lugar sea tu país ...,
Cuando no teniendo nada
Sientas que lo tienes todo ...,
Cuando en la opulencia luzcas humilde ...,
Cuando puedas devolver el mal por bien
Sin importar a quien ...,
Y veas a tu hermano en cada ser ...,
Cuando apliques que amar
Es solo dar y dar
Sin importar más nada que tan solo dar ...,
Cuando indiferente avances ...,
Entre aquellos que te insulten ...,
Y en el silencio les envíes tu perdón ...,
Cuando nadie pueda herirte
Ni por nada has de afligirte ...,
Cuando a quien te odie tu le des amor ...,
Cuando ejerzas la inocencia con conciencia ...,
Cuando busques el saber
Así como buscas el pan ...,
Cuando ames todo sin pasión ni posesión ...,
Cuando la realidad se imponga al fin a la ilusión
Cuando sepas aliviar
Las penas de aquellos que sufren ...,
Y tus labios digan solo la verdad ...,
Cuando hagas del deber un placer
Y el placer no sea más para ti un deber ...,
Cuando vivas el presente como lo único urgente ...
Cuando la Bondad sea tu voluntad ...,
Cuando el egoísmo ceda al altruismo ...,
Cuando la impureza, ceda a la pureza y la virtud,
Entonces serás un hombre, serás una mujer,
Serás un ser que alcanzó la humanidad ...,
Serás un hijo del planeta ...,
Serás un ser que alcanzó la humanidad.
 Madre Teresa de Calcuta

El árbol de los amigos

Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.
Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar y hay otras que apenas vemos entre un paso y otro. A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.
Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos. El primero que nace del brote es nuestro amigo papa y nuestra amiga mama, que nos muestran lo que es la vida. Después vienen los amigos
hermanos, con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros y luego pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.
Mas el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino. A muchos de ellos los denominamos amigos del alma y del corazón. Son sinceros, son verdaderos. Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz y lo que necesitamos sin que se lo pidamos.
A veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón y entonces nos hemos enamorado y tenemos un amigo enamorado. Ese amigo da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a
nuestros pies.
Más también hay de aquellos amigos por un tiempo, tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas. Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca.
También hay amigos distantes, aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra y aunque no los vemos seguido están siempre cerca en nuestro
corazón.
El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones. Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría. Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestras
vidas.
Cada persona que pasa en nuestra vida es única y siempre, siempre, deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros.
Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor y salud, hoy y siempre.
Sin embargo, habrá también los que se llevarán mucho y, habrá de los que no nos dejaran casi nada. Esta es la situación en la que se comprueba que dos almas no se encuentran por casualidad.