sábado, 30 de octubre de 2010

Ryan Farish - Deep

Manifestar los deseos del corazón


Aun cuando nuestro cerebro racional haya sido entrenado para creer que cuando una persona muere su espíritu desaparece, la verdad es que no se puede destruir la energía.
Tu yo superior es el espíritu actualmente existente dentro de ti. La energía que fue Picasso no fue su cuerpo, como tampoco la energía que fue Shakespeare estuvo en su cuerpo. Fueron los sentimientos internos y el genio creativo lo que tomaron la forma de un cuerpo y una creación sobre el lienzo o el papel. Eso no murió nunca. No puede morir porque no tiene fronteras, ni principio ni final, ni características físicas a las que podamos llamar forma.
Esa energía está dentro de ti. Si quieres conocerla, puedes sintonizar con ella y, cuando lo hagas, abandona las limitaciones de este plano terrenal para entrar en una dimensión sin límites que te permite crear y atraer hacia ti todo aquello que deseas o necesitas para este viaje.
En este nivel, te desprendes de tu apego emocional a lo que consideras tu propia realidad. Ese desapego se ve seguido por la conciencia de que el observador que hay dentro de ti, que observa siempre lo que le rodea y sus propios pensamientos, es en realidad la fuente de tu mundo físico. Esto, unido a tu voluntad de entrar en ese ámbito, es el inicio del aprendizaje para atraer hacia ti aquello que deseas y necesitas mientras te encuentras en un mundo físico.
Hasta ese momento es muy probable que no hayas podido desprenderte de tu apego por el mundo material. Quizá creas que no existe otro mundo. Si fuera así, has abandonado tu capacidad divina, lo cual es la causa de lo intensamente que te apegas al mundo sensorial. Adquirir la conciencia de que posees un yo superior que es universal y eterno, te permitirá acceder con mayor libertad a ese mundo y participar en el acto de manifestar los deseos de tu corazón.
Wayne Dyer.

lunes, 25 de octubre de 2010

Dinero y pensamiento creador


Tu vida es siempre el resultado de tus pensamientos acerca de ella, incluyendo tu pensamiento – obviamente creador – de que rara vez obtienes lo que quieres.
Si consideras que algo es muy “bueno”, su valor en términos de dinero es menor para ti. Así, cuanto “mejor” es algo (es decir, cuanto más merece la pena), menos dinero vale.
Todo aquello a lo que le dais un alto valor intrínseco os empeñáis en que se debe poder obtener por poco dinero.
Sois muy propensos a esta idea del “el mundo al revés”, y ello es consecuencia de un pensamiento equivocado.
El pensamiento equivocado de vuestra idea del dinero. Lo amáis, y sin embargo decís que es la raíz de todo mal. Lo adoráis, y no obstante lo llamáis “el vil metal”. Decís que una persona es “asquerosamente rica”. Y si alguien se hace rico haciendo cosas buenas, inmediatamente os resulta sospechoso. Decís que es injusto.
Los pensamientos son creadores. De modo que, si piensas que el dinero es malo, y sin embargo piensas que tú eres bueno, el conflicto es evidente.
Neale Donald Walsch.