viernes, 30 de abril de 2010

Respirando en silencio


Cualquier experiencia que te ponga en contacto con el nivel silencioso de la conciencia puede llamarse meditación. Tal vez hayas descubierto espontáneamente alguna rutina que te produzca una paz profunda. Si no, puedes adoptar algunas de las prácticas formales de meditación de las distintas tradiciones espirituales. La más sencilla es la que se desarrolla mediante la respiración.
Siéntate en silencio y con los ojos cerrados en una habitación iluminada con luz tenue y libre de distracciones (teléfono, llamadas a la puerta). Luego de permanecer así unos minutos, toma conciencia de tu respiración. Nota cómo el aire entra de manera suave y natural, y cómo sale de igual manera. No intentes modificar el ritmo de tu respiración ni hacerla más profunda o superficial.
Al concentrarte en tu respiración te sintonizas con la conexión mente-cuerpo, la fina coordinación de pensamiento y prana (energía sutil de la respiración). Algunas personas se concentran mejor en su respiración si repiten un sonido: una sílaba al exhalar y otra al inhalar. El sonido ah-hum se utiliza tradicionalmente para este propósito (también puedes adoptar los mantras o sonidos rituales que encontrarás en cualquier libro sobre espiritualidad oriental).
Practica esta meditación durante diez o veinte minutos dos veces al día. Notarás que tu cuerpo se relaja. Como solemos acumular enormes cantidades de cansancio y estrés, es posible quedarse dormido. No te preocupes si esto ocurre, o si al calmarse tu mente surge una sensación o pensamiento.
Confía en la tendencia natural del cuerpo a liberar el estrés.
Deepak Chopra.

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