domingo, 7 de marzo de 2010

Para recordarme


El día vendrá cuando mi cuerpo descanse sobre una sabana meticulosamente arreglada entre las cuatro esquinas de un colchón localizado en un hospital muy ocupado entre el vivir y el morir. En cierto momento un doctor determinara que mi cerebro ha dejado de funcionar y entonces todos los
intentos y propósitos serán en vano, pues mi vida habrá terminado.
Cuando esto ocurra, no intenten colocar vida artificial en mi cuerpo con el uso de maquinas y no llamen a esto mi lecho de muerte. Llámenlo mejor mi lecho de vida y permitan que mi cuerpo ayude a otros en su intento por continuar viviendo.
Den mis OJOS al hombre que nunca ha visto un amanecer, la cara de un niño o la mirada de una mujer enamorada.
Den mi CORAZON a la persona a la que su propio corazón solo le causa días dolorosos sin final.
Den mi SANGRE a un joven que ha sufrido un accidente en su coche, para permitirle ver a sus nietos jugar.
Den mis RIÑONES a aquellos que dependen de una maquina para existir semana a semana.
Tomen mis HUESOS, mis MUSCULOS, cada NERVIO de mi cuerpo y encuentren la manera de hacer caminar a un niño impedido.
Exploren cada rincón de mi cerebro, tomen sus células si es necesario y déjenlas crecer de tal suerte que algún día un niño mudo pueda gritar al golpe de un bat o una niña sorda escuche el sonido de la lluvia en su ventana.
Quemen lo que queda de mí, y esparzan las cenizas al viento para ayudar a las flores a crecer.
Si tienen que enterrar algo, que sean mis faltas, mis debilidades y todos mis prejuicios en contra de mi hermano el hombre.
Den mis pecados al diablo.
Den mi alma al señor.
Y si por casualidad quieren recordarme, háganlo con una acción agradable o una palabra de aliento para alguien que los necesita.

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