miércoles, 26 de marzo de 2014

Dos buenos consejos


- LA SONRISA -


Una sonrisa no cuesta nada y produce mucho. Enriquece a quienes la reciben, sin empobrecer a quien la da. No dura más que un instante, pero su recuerdo a veces es eterno. Nadie es demasiado rico para prescindir de ella. Nadie es demasiado pobre para no merecerla. Da felicidad en el hogar y apoyo en el trabajo. Es el símbolo de la amistad. Una sonrisa da reposo al cansado. Anima a los más deprimidos. No se puede comprar, ni prestar, ni robar, pues son cosas que no tienen valor, hasta el momento en que se da. Y si alguna vez se tropieza con alguien que no sabe dar una sonrisa más, sea generoso, déle la suya. Porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa como el que no puede dársela a los demás. 
     
-Mahatma Gandhi.

- EL DINERO -

Con el dinero ocurre algo parecido a lo que ocurre con el aire que el hombre necesita para respirar. Si el oxigeno disminuye, sufre grandes penurias y hasta puede morir. Si lo recibe en demasia también sufre, aparecen mareos, alteraciones de su percepción y, al final, la muerte. Para sentirte bien, para decir que tu respiración es saludable, debes recibir una determinada cantidad de oxigeno, aquella que te permite satisfacer tus necesidades, pero no menos y tampoco más. Así debería ser con el dinero, del que no se puede prescindir por ser el sistema de transacción en el mundo; todos deberían acceder a la cantidad necesaria para una vida armónica y que abasteciera sus requerimientos de educación, salud, vivienda y los elementos para una existencia digna, decorosa y amable. Pero nadie debería acumular mas que eso, porque el exceso de dinero fomenta en el hombre los apegos que le impiden crecer hacia la dimensión espiritual donde se encuentra su verdadero ser.
     

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