sábado, 5 de diciembre de 2009

Amando

El objetivo de una relación es decidir qué parte de ti mismo quisieras ver “descubiertas”; no qué parte de la otra persona puedes capturar y conservar.

Resulta muy romántico decir que tú no eras “nada” hasta que llegó esa otra persona tan especial; pero no es cierto. Y, lo que es peor, supone una increíble presión sobre esa persona, forzándole a ser toda una serie de cosas que no es.

Al no querer “desengañarte”, trata con gran esfuerzo de ser y hacer esas cosas, hasta que ya no puede más. Ya no puede completar el retrato que te has forjado de él o ella. Ya no puede desempeñar el papel que se la ha asignado. Surge el resentimiento. Y después la cólera.

Finalmente, para salvarse a sí misma (y la relación), esa otra persona especial empieza a recuperar su auténtico yo, actuando más de acuerdo con Quien realmente Es. Y en ese momento es cuando dices que “realmente, ha cambiado”.

Resulta muy romántico decir que, ahora que esa otra persona especial ha entrado en tu vida, te sientes completo. Pero el objetivo de la relación no es tener a otra persona que te complete, sino tener a otra persona con la que compartir tu completo ser.

Neale Donald Walsch.

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